Combate de Huamanga
Combate de Huamanga | ||||
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Parte de Independencia de Perú | ||||
Fecha | 29 de noviembre de 1820 | |||
Lugar | Huamanga | |||
Resultado | Victoria realista | |||
Combatientes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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El combate de Huamanga fue un enfrentamiento militar librado el 29 de noviembre de 1820 entre las fuerzas realistas y patriotas, acabando con la victoria de las primeras.
Antecedentes
[editar]Ante la incursión del general patriota Juan Antonio Álvarez de Arenales en la sierra peruana, el gobierno virreinal decidió reforzar las defensas en Puno, Arequipa y Cuzco, para lo que fue enviado el brigadier Mariano Ricafort con 2 batallones de infantería y 3 escuadrones de caballería a Huamanga,[8] ciudad que se había pronunciado a favor de los patriotas.[9] Sin embargo, Arenales se adelantó y el 31 de octubre de 1820 entraba en la ciudad.[10] Ante esto, Ricafort se mantuvo amenazando la retaguardia patriota, sofocando los levantamientos que Arenales había incentivado en su paso de Ica a Huancayo.[11]
Ricafort salió de Arequipa con el batallón N.º1 del regimiento de Infantería Imperial Alejandro I y el escuadrón Dragones de Arequipa en dirección a Lima, llegando a Andahuaylas;[12][13][14] su unidad era conocida como la «división de Reserva».[15] En tanto, el 1 de noviembre salió de Cuzco el batallón Chilotes o Castro y dos escuadrones de Granaderos de la Guardia al mando del brigadier Antonio María Álvarez Tomás, reuniéndose con Ricafort en Andahuaylas.[16][14]
La división de Ricafort, según los patriotas, se componía de 2000 efectivos, muchos de ellos locales reclutados a la fuerza y mal armados, incluyendo muchos colegiales.[nota 2] El número es respetado por Barros Arana[18] pero Mitre lo reduce a 1.300.[14] Por último, Torrente los eleva a 3.000.[3]
Combate
[editar]Después de recibir ese refuerzo, Ricafort siguió a Huamanga, donde se encontró con los indígenas de la comarca apostados en las alturas alrededor de la villa[19] el 23 de noviembre.[20] Poseían algunas piezas de artillería ligera y fusiles.[21] Otros dicen que sólo tenían un pedrero y unas pocas escopetas viejas y fusiles.[4] Podían ser alrededor de 4000 indios agrupados en torno a unas pocas milicias regladas.[6] El brigadier esperaba encontrarse con Arenales, pero al hallar a esa hueste consideró que no habría mayor resistencia.[20]
La población era grande, lo que les permitió concentrar un gran número de combatientes con los que confiaban defenderse de las represalias y saqueos que sufrirían de caer en manos monárquicas. Sin embargo, no sabían manejar los cañones y sus pocos fusiles estaban malos, estando la mayoría armados con piedras, palos,[13] galgas, hondas, picas y rejones[4] al mando del jefe guerrillero Santiago Landeo.[22] Estaban congregados en cerros y quebradas haciendo ruido con sus huacras (cuernos de guerra incaicos), con su infantería en desorden, excepto los huamangas que estaban en reserva. Su caballería se componía de iquiches y morochucos, estos últimos en caballos raquíticos, diestros en el lazo y arrojar y recoger las boleadoras.[4]
Al acercarse a la ciudad, Ricafort se vio rodeado por gruesas concentraciones de enemigos[13] que hacían gran ruido con sus gritos de batalla,[23] pero su fuego era desorganizado e inofensivo,[21][24] bastando una carga de los realistas para romper las defensas.[13] Se ordenó una carga a los escuadrones montados para dispersar al enemigo[6] y se mandó una vanguardia de 60 infantes a cargo del coronel Antonio Seoane que se abrió camino hasta la plaza de armas,[20] primero cargando con fuego de fusiles y después con arma blanca,[23] causando una matanza y tomando la ciudad a las 20:00 horas.[25] La lucha había durado sólo tres horas.[23] Cinco horas después se envió a dos compañías a perseguir a los fugitivos, dando muerte a los que alcanzaron.[25][26] Los testimonios dicen que los indios no pudieron hacer daño con sus picas o palos, pero si causaron heridos y unos pocos muertos con sus hondas, en cuyo uso eran muy experimentados.[23]
Consecuencias
[editar]Perseguidos sin piedad, los vencidos dejaron en el campo 200 muertos.[13] Los jefes patriotas lograron escapar.[27] El brigadier quiso seguir su persecución de Arenales, pero decidió cambiar su objetivo.[20] Después de esta derrota, los patriotas sobrevivientes se refugiaron en Cangallo, donde plantearon nuevamente pelea.[21]
Notas
[editar]- ↑ García Camba dice que eran Torres y Morera,[1] Husson como Bandera y Landes,[2] Torrente como Landeras y Torres,[3] Leguía y Martínez como Terres, Landes y Corvera[4] y Paz Soldán como Terres y Landes.[5]
- ↑ Carta del comandante Francisco Bermúdez al guerrillero Marcelo Granados, Huancavelica, 6 de diciembre de 1820.[17]
Referencias
[editar]- ↑ García Camba, 1846, p. 375.
- ↑ Husson, 1992, p. 69.
- ↑ a b Torrente, 1830, p. 50.
- ↑ a b c d Leguía y Martínez, 1972, p. 558.
- ↑ Paz Soldán, 1868, p. 126.
- ↑ a b c Vizcarra, 1964, p. 106.
- ↑ Igue Tamaki, 2008, p. 53.
- ↑ Mitre, 1890, p. 607.
- ↑ Husson, 1992, p. 70.
- ↑ Mitre, 1890, p. 608.
- ↑ Mitre, 1890, p. 613.
- ↑ García Camba, 1846, p. 341.
- ↑ a b c d e Barros Arana, 1894, p. 142.
- ↑ a b c Mitre, 1890, p. 614.
- ↑ García Camba, 1846, p. 346.
- ↑ García Camba, 1846, p. 341, 345.
- ↑ Igue Tamaki, 2008, p. 53 (nota 132).
- ↑ Barros Arana, 1894, p. 141.
- ↑ Mitre, 1890, p. 614-615.
- ↑ a b c d Igue Tamaki, 2008, p. 52.
- ↑ a b c Mitre, 1890, p. 615.
- ↑ Vergara Arias, 1974, p. 18, 72, 92.
- ↑ a b c d Leguía y Martínez, 1972, p. 559.
- ↑ Paz Soldán, 1968, p. 126-127.
- ↑ a b Paz Soldán, 1868, p. 127.
- ↑ Leguía y Martínez, 1972, p. 560.
- ↑ Vergara Arias, 1974, p. 93.
Bibliografía
[editar]- Barros Arana, Diego (1894). Historia General de Chile. Tomo XIII. Santiago: Rafael Jover editor.
- García Camba, Andrés (1846). Memorias del general García Camba para la historia de las armas españoles en el Perú, 1809-1821. Tomo I. Madrid: Sociedad tipográfica de Hortelano y compañía.
- Husson, Patrick (1992). De la guerra a la rebelión: (Huanta, siglo XIX). Cuzco: Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de Las Casas" & Instituto Francés de Estudios Andinos.
- Igue Tamaki, José Luis (2008). Bandolerismo, patriotismo y etnicidad poscolonial: los “morochucos” de Cangallo. Ayacucho en las guerras de independencia, 1814-1824. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
- Leguía y Martínez, Germán (1972). Historia de la Emancipación del Perú: el Protectorado. Lima: Comisión Nacional del Sesquicentenario de la Independencia del Perú. Tomo III de Historia de la Emancipación del Perú. Prólogo de Alberto Tauro.
- Mitre, Bartolomé (1890). Historia de San Martín y la emancipación sudamericana. Tomo II. Buenos Aires: Félix Lajouane editor.
- Paz Soldán, Mariano Felipe (1868). Historia del Perú independiente. Primer periodo, 1819-1822. Lima: Imprenta y Estereotipia del Autor.
- Torrente, Mariano (1830). Historia de la revolución hispano-americana. Tomo III. Madrid: Imprenta de León de Amarita.
- Vergara Arias, Gustavo (1974). Montoneras y guerrillas en la etapa de la emancipación del Perú (1820-1825). Lima: Salesiana.
- Vizcarra, Julio A. (1964). Dos apuntes sobre historia: la religión en el antiguo Perú, la emancipación Peruana. Cuzco: Editorial Garcilazo.